Muchas mujeres cristianas mantienen en secreto la batalla que viven en su interior:
Desea honrar y servir a Dios, pero por más que intentan ser "buenas cristianas", no logran controlar sus emociones y romper los hábitos que les está robando su futuro y dañando su salud, autoestima y la capacidad de creer en ellas mismas.
Mi nombre es Susan, soy Coach de Vida Espiritual y mi misión es equipar a las mujeres cristianas en su espíritu, alma y cuerpo, para que logren representar el Reino de Dios en la tierra y glorificar el nombre de Jesús en todas las áreas de sus vidas.
Muchas mujeres cristianas mantienen en secreto la batalla que viven en su interior:
Desea honrar y servir a Dios, pero por más que intentan ser "buenas cristianas", no logran controlar sus emociones y romper los hábitos que les está robando su futuro y dañando su salud, autoestima y la capacidad de creer en ellas mismas.
Mi nombre es Susan, soy Coach de Vida Espiritual y mi misión es equipar a las mujeres cristianas en su espíritu, alma y cuerpo, para que logren representar el Reino de Dios en la tierra y glorificar el nombre de Jesús en todas las áreas de sus vidas.
Muchas mujeres cristianas mantienen en secreto la batalla que viven en su interior:
Desean honrar y servir a Dios. Pero por más que intentan ser "buenas cristianas", no logran controlar sus emociones y romper los hábitos que les está robando su futuro y dañando su salud, autoestima y la capacidad de creer en ellas mismas.
Mi nombre es Susan, soy Coach de Vida Espiritual y mi misión es equipar a las mujeres cristianas en su espíritu, alma y cuerpo, para que logren representar el Reino de Dios en la tierra y glorificar el nombre de Jesús en todas las áreas de sus vidas.
- A los 11 años viví un abuso que aceleró mi despertar sexual.
- A los 12 años desarrollé una adicción a la comida y la masturbación. Tenía atracones y estaba obsesionada con las dietas y bajar de peso.
- A los 13 años fumaba 7 cigarros al día.
- A los 14 años me emborraché por primera vez y empecé a fumar marihuana
- A los 15 comencé una relación tóxica que duró 6 años
- A los 11 años viví un abuso que aceleró mi despertar sexual.
- A los 12 años desarrollé una adicción a la comida y la masturbación. Tenía atracones y estaba obsesionada con las dietas y bajar de peso.
- A los 13 años fumaba 7 cigarros al día.
- A los 14 años me emborraché por primera vez y empecé a fumar marihuana
- A los 15 comencé una relación tóxica que duró 6 años
- A los 11 años viví un abuso que aceleró mi despertar sexual.
- A los 12 años desarrollé una adicción a la comida y la masturbación. Tenía atracones y estaba obsesionada con las dietas y bajar de peso.
- A los 13 años fumaba 7 cigarros al día.
- A los 14 años me emborraché por primera vez y empecé a fumar marihuana
- A los 15 comencé una relación tóxica que duró 6 años
Durante 20 años viví un estilo de vida que estaba destruyendo mi cuerpo, mi mente y mi futuro. Hasta que a los 35 años tuve un encuentro con Jesús que sanó las heridas de mi corazón y abrió mis ojos espirituales.
Durante 20 años viví un estilo de vida que estaba destruyendo mi cuerpo, mi mente y mi futuro. Hasta que a los 35 años tuve un encuentro con Jesús que sanó las heridas de mi corazón y abrió mis ojos espirituales.
Durante 20 años viví un estilo de vida que estaba destruyendo mi cuerpo, mi mente y mi futuro. Hasta que a los 35 años tuve un encuentro con Jesús que sanó las heridas de mi corazón y abrió mis ojos espirituales.
El inicio de mi caminar con Dios fue difícil porque me costaba mucho dominar los deseos de mi carne y cada vez que pecaba me sentía avergonzada, culpable y condenada. Pero estas emociones no me detuvieron de seguir buscando de Dios.
Persistí en buscar de Dios y me di cuenta que la raíz de mi sufrimiento se debía a que mi vida cristiana giraba en torno a mi misma (mi pecado, mis pensamientos y mis emociones) y no en lo que Jesús hizo en la cruz.
A partir de ese momento mi vida espirtual dio un nuevo giro:
Dejé de verme a mi misma como una cristiana pecadora y empecé a vivir como una cristiana que ha sido justificada por la gracia de Dios.
Cuando entendí esta verdad, logré ser libre de la condena, la culpa y la vergüenza.
La verdad también me liberó de los espíritus inmundos que me atormentaban desde que era una niña
Jesús le ha dado descanso a mi alma y ha despertado mis sentidos espirituales para conocerlo más profundamente.
Hoy me dedico a ayudar a mujeres cristianas a ser libres del yugo de la religión y la consciencia del pecado que les roba la paz, el gozo y el destino que Dios tiene para ellas.
Te invito a inscribirte en la Escuela Espiritual Más Que Vencedoras, una membresía online para ayudarte a dominar tu alma, fortalecer tu espíritu y cumplir con el llamado que Él tiene para tu vida.
El inicio de mi caminar con Dios fue difícil porque me costaba mucho dominar los deseos de mi carne y cada vez que pecaba me sentía avergonzada, culpable y condenada. Pero estas emociones no me detuvieron de seguir buscando de Dios.
Persistí en buscar de Dios y me di cuenta que la raíz de mi sufrimiento se debía a que mi vida cristiana giraba en torno a mi misma (mi pecado, mis pensamientos y mis emociones) y no en lo que Jesús hizo en la cruz.
A partir de ese momento mi vida espirtual dio un nuevo giro:
Dejé de verme a mi misma como una cristiana pecadora y empecé a vivir como una cristiana que ha sido justificada por la gracia de Dios.
Cuando entendí esta verdad, logré ser libre de la condena, la culpa y la vergüenza.
La verdad también me liberó de los espíritus inmundos que me atormentaban desde que era una niña
Jesús le ha dado descanso a mi alma y ha despertado mis sentidos espirituales para conocerlo más profundamente.
Hoy me dedico a ayudar a mujeres cristianas a ser libres del yugo de la religión y la consciencia del pecado que les roba la paz, el gozo y el destino que Dios tiene para ellas.
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El inicio de mi caminar con Dios fue difícil porque me costaba mucho dominar los deseos de mi carne y cada vez que pecaba me sentía avergonzada, culpable y condenada. Pero estas emociones no me detuvieron de seguir buscando de Dios.
Persistí en buscar de Dios y me di cuenta que la raíz de mi sufrimiento se debía a que mi vida cristiana giraba en torno a mi misma (mi pecado, mis pensamientos y mis emociones) y no en lo que Jesús hizo en la cruz.
A partir de ese momento mi vida espirtual dio un nuevo giro:
Dejé de verme a mi misma como una cristiana pecadora y empecé a vivir como una cristiana que ha sido justificada por la gracia de Dios.
Cuando entendí esta verdad, logré ser libre de la condena, la culpa y la vergüenza.
La verdad también me liberó de los espíritus inmundos que me atormentaban desde que era una niña
Jesús le ha dado descanso a mi alma y ha despertado mis sentidos espirituales para conocerlo más profundamente.
Hoy me dedico a ayudar a mujeres cristianas a ser libres del yugo de la religión y la consciencia del pecado que les roba la paz, el gozo y el destino que Dios tiene para ellas.
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copyright ©2024
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